lunes, 1 de julio de 2013

Dedicación a una causa común




Más de tres décadas ha dedicado Omar Barroso al sector agrícola. Desde muy joven sintió inclinación por las labores que se desarrollan en trabajos de esta índole. ¡Cómo no sentirse cautivado por los secretos de la tierra!, si veía a su padre desempeñarse a diario en tales funciones.

La Cooperativa de Producción Agropecuaria Niceto Pérez, de Güira de Melena —una de las cinco primeras fundadas en el país—, lo acogió e inició su vida laboral para permanecer incondicionalmente en este lugar y entregarse al cumplimiento de cuanta tarea se le asignara.
"En la agricultura hay que dar el golpe a tiempo, lo que no hagas en el momento preciso, limita los rendimientos después. Por eso es complicada. No se trata de hacer las cosas cuando uno quiera, sino cuando el cultivo lo necesite", asegura con la convicción ganada por los años de experiencia.
Omar fue estibador, cooperativista, operador de tractor, jefe de Riego... jefe de Producción, auxiliar del presidente. Hasta que en agosto del 2010 asume la tarea de dirigir la cooperativa, tras la lamentable pérdida de Gregorio Orlando Gómez, quien fuera el presidente desde que se fundó la unidad.
"Gracias al empeño de Orlando por garantizar el relevo, estaba preparado en ese momento para mantener cada logro", sostiene. Esfuerzo y constancia distinguen su quehacer diario. "Aquí no hay tiempo para detenerse, se trabaja todos los días. El sentido de pertenencia es nuestro principio".
Los 173 socios de la cooperativa, de los cuales el 10 % son mujeres, trabajan enfocados en una misma dirección: alcanzar excelentes resultados productivos. Más de la mitad de la fuerza de trabajo cuenta con aproximadamente 20 años en la CPA —la primera creada en el municipio—, lo que lleva a una estabilidad en la producción. Incluso los cooperativistas que se han retirado siguen vinculados de una forma u otra.
Con un área total de 477 hectáreas, la Niceto Pérez es una de las cooperativas más grandes de la provincia. Y en las 409 hectáreas cultivables (todas bajo riego) se aprecia una diversificación de las producciones.
En este año asumieron el compromiso de cumplir con un plan de producción de 6 mil 500 toneladas de viandas, granos y hortalizas. El 95 % de las producciones son entregadas a Acopio y las restantes se destinan al autoconsumo.
De la mano: la experiencia
José Antonio Gálvez es uno de los tres fundadores que se mantienen activos. A los 81 años, no piensa en el descanso. "Siempre quiero ayudar en lo que pueda, sobre todo en las tareas agrícolas, que es lo que me gusta hacer. Desde que tenía nueve años laboro en este sector, por eso ya no puedo vivir sin trabajar".
Aún con los bríos del primer día, Hugo Manuel Menéndez se dedica a dar lo mejor de sí por el bien del centro, desde su función de administrador. En tanto, Ceredonio Raúl Barroso (el padre de Omar), asesora en la producción, posee una finca por el Decreto-Ley 259, hoy 300, y recuerda con orgullo algunos de los resultados más significativos.
"En 1981, a tan solo un año y unos meses de la fundación, logramos elevados rendimientos en la producción de papa: 39 toneladas por hectárea, lo que propició la visita de nuestro Comandante en Jefe, quien posteriormente vendría al centro en varias oportunidades", comenta.
Hace más de 25 años cuentan con un Centro de Reproducción Entomófago y Entomopatógeno, con el objetivo de garantizar los controles biológicos de las producciones y prestar servicios a las cooperativas que lo necesiten.
Tal avance les brinda la posibilidad de controlar un 15 % de las plagas y enfermedades que afectan las producciones. Tres mujeres e igual número de hombres trabajan en el laboratorio con los desechos de las cosechas y se encargan de sacar adelante las cuatro líneas de producción. Anualmente ingresan más de 200 mil pesos.
"Este proyecto es muy beneficioso, pues se encarecía mucho más el producto cuando había que buscarlo en otro lugar, y es un tratamiento sin perjuicio para la salud humana", afirma Pablo Pérez, jefe del centro.                          
Desde el surco
Sobre las seis y media de la mañana, alrededor de 15 trabajadores agrícolas empiezan a laborar en el campo de frijoles de la finca Villega, una de las 22 de la cooperativa. Cuando pasa la máquina trilladora, si todo funciona bien, hasta 200 sacos pueden llenar en un día.

En las 32 hectáreas de las que dispone, crecen además boniato y yuca. Una vez que se recoja todo el frijol, se rotará con malanga y calabaza. Según afirma Pascual González, quien está al frente de la finca, la técnica de riego utilizada y la buena rotación de los cultivos son, entre otros, factores decisivos para la obtención de buenos resultados.
Mientras, en la Finca Gene # 1 se pierde la mirada en un bloque de 113 hectáreas, el más concentrado que tiene la unidad, donde se produce una considerable cantidad de papa, plátano, malanga y boniato.
Al ser una cooperativa con resultados favorables en la producción de viandas y granos, quisieron potenciar otro renglón y desde mediados del año pasado iniciaron un proyecto de frutales con el objetivo de sembrar 18 hectáreas, ya que tenían un área de solo dos hectáreas. En dicho espacio cultivaron: 4 mil 600 matas de frutabomba, mil 500 de guayaba, igual número de aguacate y mil 300 de mango.
También cuentan con un huerto donde cosechan habichuela, quimbombó, zanahoria y tomate, entre otros cultivos.
Cada idea a favor del desarrollo y la obtención de mejores resultados productivos Omar la defiende, apoyado por los trabajadores, porque fuerza de voluntad y tesón hacen de la CPA Niceto Pérez, una de las unidades de excelencia de la provincia de Artemisa.