Más de tres décadas ha dedicado Omar Barroso al sector agrícola. Desde muy joven sintió inclinación por las labores que se desarrollan en trabajos de esta índole. ¡Cómo no sentirse cautivado por los secretos de la tierra!, si veía a su padre desempeñarse a diario en tales funciones.
La Cooperativa de Producción
Agropecuaria Niceto Pérez, de Güira de Melena —una de las cinco primeras
fundadas en el país—, lo acogió e inició su vida laboral para permanecer
incondicionalmente en este lugar y entregarse al cumplimiento de cuanta tarea
se le asignara.
"En la agricultura hay que dar
el golpe a tiempo, lo que no hagas en el momento preciso, limita los
rendimientos después. Por eso es complicada. No se trata de hacer las cosas
cuando uno quiera, sino cuando el cultivo lo necesite", asegura con la
convicción ganada por los años de experiencia.
Omar fue estibador, cooperativista,
operador de tractor, jefe de Riego... jefe de Producción, auxiliar del
presidente. Hasta que en agosto del 2010 asume la tarea de dirigir la
cooperativa, tras la lamentable pérdida de Gregorio Orlando Gómez, quien fuera
el presidente desde que se fundó la unidad.
"Gracias al empeño de Orlando
por garantizar el relevo, estaba preparado en ese momento para mantener cada
logro", sostiene. Esfuerzo y constancia distinguen su quehacer diario.
"Aquí no hay tiempo para detenerse, se trabaja todos los días. El sentido
de pertenencia es nuestro principio".
Los 173 socios de la cooperativa, de
los cuales el 10 % son mujeres, trabajan enfocados en una misma dirección:
alcanzar excelentes resultados productivos. Más de la mitad de la fuerza de
trabajo cuenta con aproximadamente 20 años en la CPA —la primera creada en el
municipio—, lo que lleva a una estabilidad en la producción. Incluso los cooperativistas
que se han retirado siguen vinculados de una forma u otra.
Con un área total de 477 hectáreas,
la Niceto Pérez es una de las cooperativas más grandes de la provincia. Y en
las 409 hectáreas cultivables (todas bajo riego) se aprecia una diversificación
de las producciones.
En este año asumieron el compromiso
de cumplir con un plan de producción de 6 mil 500 toneladas de viandas, granos
y hortalizas. El 95 % de las producciones son entregadas a Acopio y las
restantes se destinan al autoconsumo.
De la mano: la experiencia
José Antonio Gálvez es uno de los
tres fundadores que se mantienen activos. A los 81 años, no piensa en el
descanso. "Siempre quiero ayudar en lo que pueda, sobre todo en las tareas
agrícolas, que es lo que me gusta hacer. Desde que tenía nueve años laboro en
este sector, por eso ya no puedo vivir sin trabajar".
Aún con los bríos del primer día,
Hugo Manuel Menéndez se dedica a dar lo mejor de sí por el bien del centro,
desde su función de administrador. En tanto, Ceredonio Raúl Barroso (el padre
de Omar), asesora en la producción, posee una finca por el Decreto-Ley 259, hoy
300, y recuerda con orgullo algunos de los resultados más significativos.
"En 1981, a tan solo un año y
unos meses de la fundación, logramos elevados rendimientos en la producción de
papa: 39 toneladas por hectárea, lo que propició la visita de nuestro
Comandante en Jefe, quien posteriormente vendría al centro en varias
oportunidades", comenta.
Hace más de 25 años cuentan con un
Centro de Reproducción Entomófago y Entomopatógeno, con el objetivo de
garantizar los controles biológicos de las producciones y prestar servicios a
las cooperativas que lo necesiten.
Tal avance les brinda la posibilidad
de controlar un 15 % de las plagas y enfermedades que afectan las producciones.
Tres mujeres e igual número de hombres trabajan en el laboratorio con los
desechos de las cosechas y se encargan de sacar adelante las cuatro líneas de
producción. Anualmente ingresan más de 200 mil pesos.
"Este proyecto es muy
beneficioso, pues se encarecía mucho más el producto cuando había que buscarlo
en otro lugar, y es un tratamiento sin perjuicio para la salud humana",
afirma Pablo Pérez, jefe del centro.
Desde el surco
Sobre las seis y media de la mañana,
alrededor de 15 trabajadores agrícolas empiezan a laborar en el campo de
frijoles de la finca Villega, una de las 22 de la cooperativa. Cuando pasa la
máquina trilladora, si todo funciona bien, hasta 200 sacos pueden llenar en un
día.
En las 32 hectáreas de las que
dispone, crecen además boniato y yuca. Una vez que se recoja todo el frijol, se
rotará con malanga y calabaza. Según afirma Pascual González, quien está al
frente de la finca, la técnica de riego utilizada y la buena rotación de los
cultivos son, entre otros, factores decisivos para la obtención de buenos
resultados.
Mientras, en la Finca Gene # 1 se
pierde la mirada en un bloque de 113 hectáreas, el más concentrado que tiene la
unidad, donde se produce una considerable cantidad de papa, plátano, malanga y
boniato.
Al ser una cooperativa con
resultados favorables en la producción de viandas y granos, quisieron potenciar
otro renglón y desde mediados del año pasado iniciaron un proyecto de frutales
con el objetivo de sembrar 18 hectáreas, ya que tenían un área de solo dos
hectáreas. En dicho espacio cultivaron: 4 mil 600 matas de frutabomba, mil 500
de guayaba, igual número de aguacate y mil 300 de mango.
También cuentan con un huerto donde
cosechan habichuela, quimbombó, zanahoria y tomate, entre otros cultivos.
Cada idea a favor del desarrollo y
la obtención de mejores resultados productivos Omar la defiende, apoyado por
los trabajadores, porque fuerza de voluntad y tesón hacen de la CPA Niceto
Pérez, una de las unidades de excelencia de la provincia de Artemisa.
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