lunes, 2 de septiembre de 2013

Vivencias del corazón

                 
Un día, Yanet Labrador Palacios le contará a su pequeña, recién nacida, cómo logró sobreponerse a las dificultades presentadas durante el embarazo. Entonces, cuando su edad se lo permita, Ailenys Saday comprenderá la grandeza de hombres y mujeres que enaltecen al sistema de salud pública cubano.
Con 11 semanas de embarazo, le detectaron una enfermedad cardiovascular congénita, conocida como coartación de la aorta. “Nunca presenté síntoma alguno. En los chequeos de rutina percibieron que algo no andaba bien y me hicieron un estudio para confirmar el diagnóstico”, asegura la joven, que tenía en ese momento 21 años.
Según el doctor Pedro Antonio Román, jefe del Servicio Nacional de Cardiopatía y Embarazo, -que radica en el Hospital Ginecobstétrico Ramón González Coro, donde le brindan el seguimiento médico requerido- la enfermedad consiste en “un estrechamiento congénito de la aorta en su parte descendente a nivel del tórax, que hace que la sangre no pueda irrigar correctamente la parte inferior del cuerpo y a largo plazo produce alteraciones en el corazón.”
Con ese diagnóstico no puede llegar a término el embarazo, y por esta razón se le hace el proceder, que responde al nombre de coartoplastia con colocación de stent, tercero de su tipo realizado en el país a una mujer con esa patología durante el embarazo.
El 2 de mayo, con 22 semanas y tres días, el doctor Juan Carlos Ramiro Novoa efectuó el proceder en el Cardiocentro del Hospital Pediátrico William Soler, donde también se hicieron los dos anteriores. 
“La coaortoplastia con stent  es de extrema complejidad, pues pone en peligro vital al paciente que es sometido a este, y más aun si se trata de una mujer embarazada, donde la condición hormonal del embarazo hace a la pared de los vasos y más a la aorta, muy frágil y vulnerable. En el momento de impactar el dispositivo se ocluye la aorta y no le llega sangre a la parte inferior del cuerpo, incluyendo al útero y por tanto al feto, por lo que tiene que ser un proceder preciso y con muy poco margen de errores”,  agrega Ramiro Novoa.
Tras unos días en casa, Yanet fue acogida en el Hogar Materno de Candelaria, donde permaneció dos meses y medio. Como vive a unos cuatro Kilómetros de la cabecera municipal fue preciso trasladarla hasta allí, a fin de estar cerca de una institución de salud y con médicos que mantuvieran una vigilancia estricta de sus signos vitales. “También mi mamá y mi tía velaban por mi estado de salud”,  afirmó la jovencita de 22 años, entonces con más de 35 semanas.
“Como parte del seguimiento médico, cada 15 días me hacían chequeos en el hospital Ginecobstétrico y podía permanecer ingresada hasta siete.”
 En la semana 37 de gestación, ingresó de forma definitiva en el González Coro, y a la siguiente, al evolucionar bien el trabajo de parto, no fue necesario recurrir a una operación de   cesárea.  De modo, que este 18 de agosto nació Ailenys sin dificultad alguna.
Del esfuerzo y dedicación del personal médico que la atendió, -integrado además por el cardiólogo Jesús Ernesto Pérez, y las obstetras Elena Guerra e Iraimis García - Yanet está consciente, y también de lo costoso que resulta un proceder de este tipo, por lo que agradece la oportunidad de ser atendida sin pagar ni un solo centavo, y a cuantos garantizaron su bienestar y el de la niña durante el último período.
“Ha sido una experiencia tremenda. Jamás pensé que me iba a suceder algo así, ni que fuera a tener un embarazo tan complicado. No obstante lo supe sobrellevar. Confío en los médicos y tenía la certeza de que todo saldría bien.”



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